Guerreros IV


MORDAL

Que queréis saber algo acerca de Mordal? Por qué? No es nada. Está acabado. 

Solo es un cascarón vacío que se arrastra por este mundo buscando una muerte que nunca llega.
Ah! Teníais que haberlo visto en otros tiempos, en los que aún tenia una pizquita de esperanza...

Bueno, creo que estoy adelantando acontecimientos si de verdad queréis saber como ha llegado a ser como es a día de hoy. Os contaré: Los orígenes de Mordal son imprecisos, o más bien desconocidos. 
Con deciros que ni siquiera sabe cuántos años tiene... Bueno, el asunto es que por fuentes anónimas llegaron a mis oídos ciertos hechos que os voy a contar y que se remontan a la infancia de este hombre.

Según sé, Mordal nace en una baronía que prefiero no nombrar. de padres esclavos, los cuales son asesinados en el mismo momento de su alumbramiento "para que no interfiriesen en la educación del niño",aunque hay fuentes que afirman que el mismo señor de las tierras era su padre...

Un precioso niño de cabello y ojos negros como la noche, pero bueno, en lo que sí coinciden es que, desde el momento en el que nació, pasó a ser el esclavo personal de este oligarca, el cual lo torturó, lo violó y,bueno, le hizo cosas que harían temblar al más valiente de los guerreros durante toda su vida como esclavo.

Hay quien incluso afirma que ese "Señor" gustaba de beber la sangre de nuestro protagonista...
Época de la cual guarda como recuerdo la infinidad de cicatrices que marcan su cuerpo. 
Bueno, el caso es que mientras era niño no le era realmente de utilidad y tan solo lo sometía a lo que antes os he contado...pero cuando llegó a la suficiente edad como para poder portar un arma, el barón le puso una daga en las manos, la llamada "El Colmillo del Nosferatu", del cual os hablaré en otra ocasión. Y lo convirtió en su asesino particular.

Le enseñó a leer y escribir, le enseñó a combatir y a planificar, le enseñó a ocultarse y acechar, le enseñó a robar y a sobrevivir al precio que fuese...en definitiva, lo convirtió en un asesino eficaz y un guerrero letal.

Siendo ya un adulto alto para los que le rodeaban (alrededor de 1,80), rasgos afilados y una musculatura bien proporcionada para ser muy rápido y poder golpear con fuerza y precisión, imponía el respeto y la ley del barón allá donde iba...

Pero, ¿qué es aquello que más desean los esclavos? La libertad.

Y libertad fue lo que Mordal obtuvo pagando un precio muy alto. Ya en época adulta traicionó a su señor intentando librarse de él, pero falló y volvió a caer en manos de ese hombre que lo sometió a torturas interminables, arrebatándole poco a poco la vida hasta que, al borde de la muerte, aquel por quien tanto preguntáis logró huir y escapar de las garras de su captor y huyó, huyó y huyó hasta que lo olvidó prácticamente todo.

Y quizás por azar o por el destino acabó llegando a un lugar llamado "Reino de Solamnia". 
Allí la esperanza brotó de nuevo e hizo grandes amigos. En especial una, la dragona plateada llamada Ignea Soravento. 
Alli vivió grandes aventuras y conoció a personajes de lo más variados. 

Después vendrían Tol Galden, Kaupang y Tyrhavn, al Norte del Norte, donde tuvo la suerte o la desgracia de luchar codo con codo con el primer Jarl, Sigurdr y verlo caer llevándose por delante a infinidad de Trolls.

Y muchos otros reinos de menor importancia en la historia de nuestro protagonista.

También conoció el amor, ¿sabéis? Sí, sí, estuvo enamorado y fue correspondido. 
Por una sola vez en su vida fue de verdad feliz. De una mujer llamada Labyrinth, encarnación humana de la diosa Hel, todo hay que decirlo...pero como en las historias de desgracias, el amor acabó, la amistad se perdió, y Mordal volvió a ser esclavizado por un amo aún peor...
y así es como desaparece este hombre de las crónicas de los reinos durante muchos años hasta que, según he oído, hace poco se le volvió a ver caminando por los reinos que aún sobreviven. Siempre con esa armadura de cuero endurecido tan ajada y remendada que cualquier día se caerá a pedazos...


¿El motivo? Solo él lo sabe. Eso sí, si alguna vez os lo cruzáis por alguna taberna o callejón, recordad: Yo no os he contado nada!

(Relato de Mordal)

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