La ruta del Este fue menos bélica y más comercial, pero los rus llegaron a poner asedio a la ciudad de Constantinopla para obtener mejores condiciones en su comercio con esta ciudad, y sus descendientes fueron los que fundaron los Principados de Novgorod y Kiev, núcleos de la futura Rusia.
Los bizantinos quedaron tan impresionados con los nórdicos, que la guardia personal del mismísimo Basileos quedará en adelante compuesta por guerreros nórdicos, uno de ellos Haraldr Hardraada, será posteriormente el rey de los noruegos que cayó derrotado en Stamford Bridge por los sajones, pocos días antes de que William el Bastardo, duque de Normandía, obtuviese en Hastings la victoria y la corona de Inglaterra sobre los sajones. Esa guardia nórdica, la llamada Guardia Varega, o Varangia, luchará años más tarde en Albania contra los normandos de Sicilia, en un extraño encuentro entre nórdicos que debió hacer creer a los historiadores medievales que esos brutales demonios rubios se hallaban por doquier.
Durante el siglo X la furia de los nórdicos comienza a atenuarse, los reinos escandinavos se consolidan, y la centralización del poder absorbe parte de esa energía, y recorta las alas a los señores guerreros, verdaderos artífices del nunca articulado imperio vikingo. Al mismo tiempo, los reinos vikingos fundados sobre otros territorios forman la base de nuevos estados en los que la clase dirigente se funde con la población autóctona, es el caso de Escocia, Irlanda, la futura Rusia, Normandía, el Danelag, y los estados normandos en el sur de Italia y en la misma Inglaterra. Tanto es así que los nobles normandos que pasan a gobernar en Inglaterra, ya no hablan su lengua de origen, sino una variante del francés, conocida como anglonormando, que será la principal aportación de elementos latinos a la lengua inglesa.
Fuera de sus países de origen, los nórdicos solo mantienen su cultura original en Islandia, la insólita república aristocrática del Mar del Norte, donde conforman el elemento dominante de la población, lejos de otras influencias, hasta el punto de que Islandia no se hace cristiana hasta el año 1000, su lengua es la que conserva mejor el originario ascendiente del antiguo nórdico, y es en Islandia donde se conservan por escrito las antiguas Sagas, las legendarias narraciones del mundo pagano nórdico. Las colonias de Groenlandia, otra de las pervivencias de esos siglos de la Explosión Nórdica, permanecen como tales hasta que un empeoramiento del clima en siglos posteriores las arruina, y los supervivientes terminan regresando a Islandia.
El siglo XI es ya el periodo de integración de los nórdicos dentro del núcleo principal de la civilización occidental, sus reinos se han cristianizado y organizado en monarquías como las de otros reinos occidentales. El apogeo de la dominación normanda en Europa, es heredero de esta Era Vikinga, tanto en su visión de la guerra y del estado, como en su ímpetu aventurero, pero precisamente, marca su fin, la presencia noruega en los archipiélagos durará siglos aun, pero la Inglaterra normanda ya no volverá a verse sometida a los terroríficos hombres del norte, la famosa frase de los monjes "A furare Normannorum, libera nos Domine", de la ira de los Hombres del Norte, líbranos Señor, no volverá a pronunciarse.
Este es el marco histórico en el que tendría lugar la historia de nuestra Thule, la Europa convulsa de principios del siglo X, con un Imperio Franco en periodo de descomposición, por su propia dinámica interna y por el formidable asalto de los escandinavos. Con los reinos sajones y celtas de Irlanda y Britania reducidos a una condición de sumisión o tributarios de los audaces aventureros nórdicos o de los reinos escandinavos de ultramar. Sobre Hispania, cristianos y musulmanes libran las primeras etapas de un conflicto complejo que se arrastrará durante casi un milenio. En el Oriente y en la Italia meridional, la última pervivencia del Imperio Romano, el aun poderoso Imperio Bizantino, se enfrenta al Islam y a sus propios conflictos internos, pero aun tardará casi medio milenio en sucumbir definitivamente, y es desde luego, la más poderosa nación del Mediterráneo cristiano.
Pero, claro está, somos gentes imaginativas, y la historia, aunque apasionante para algunos de nosotros, es árida para las imaginaciones más febriles, aquí es donde entra la leyenda, la magia, la maravilla.
Thule es mencionada por primera vez por un geógrafo griego, Estrabón creo, cuatro siglos antes de Cristo, como un lejano país hiperbóreo (oído barra, en el mundo de Conan el Bárbaro, los hiperbóreos son tipos con toda la pinta de vikingos, y es lógico, el Bóreas es el viento del Norte para los griegos, evidentemente, los hiperbóreos son aquellos que vienen del norte extremo, un guiño para Kerish…, por cierto, en ese mismo mundo, un pueblo se llama aquilonio, aquila es águila en latín, el emblema de las legiones, así que seguro que ya habéis deducido a quien se parecen los aquilonios como una gota de agua a otra…) cuya ubicación según algunos estudios sesudos, corresponde a la región de los fiordos más profundos de Noruega, en torno a la actual ciudad de Trondheim, Nidaross en el medievo.
Como todos los ancianos del lugar sabemos, todo esto empezó en torno a los diversos camelots (puag, ahora, entonces aun tenían su gracia), y la leyenda artúrica, enriqueciéndose con elementos tanto de otros mundos de leyenda, como de mundos más reales, y últimamente con auténticas frikadas…, lo lamento, considero que el manga japonés es una aportación valiosa a la cultura iconográfica de occidente, pero que la mayoría de los que roléan basándose en personajes manguizados o animezados lo hacen de la forma más patética posible, y el manga y el anime pueden ser patéticos hasta límites que superan mi imaginación. En fin, a lo que iba, poner puertas al mar se dice que es imposible (que le pregunten a los holandeses, pero bueno…), salvo que nos pongamos de acuerdo todos los que en esto participamos. Así, nos encontramos en una Thule mítica, ubicada en un siglo X imposible, en la que perviven varios reinos artúricos, tanto célticos como cristianos (puag, XD), en la que la parte occidental del reino Franco ya es Francia, incluso pervive el Imperio Romano en la fértil y atormentada imaginación de algunos, los hunos aun no han pasado a la historia, los sajones no han aplastado a los celtas arrinconándolos en Gales, legiones de orientales han llegado hasta occidente pese a que la ruta de la seda es aun un asunto legendario, lugares que nunca han existido ni existirán comparten un mapamundi difuso con nosotros, Cimmeria, Tol Galden, la Tierra Media y un sinfín de reinos y mundos…
Las criaturas que son leyenda moran entre nosotros y son aun más reales que los hombres, y algunas veces más numerosas, basta mirar la infinita lista de patéticos diosecillos, de dragones cambia formas, de vampiros de toda ralea y condición social, y de toda combinación que a las mentes calenturientas, no solo trastornados escritores de fantasiosas novelas, sino a cualquiera que necesite un personaje a medida de su egolatría, o a la medida de la carrera armamentística de poderes que genera el rol sin reglas; en definitiva, qué duro es ser humano en este mundo de prodigios…
Heheheh, el guiño es bueno, y tienes razón con las locuras de entonces que tenían su gracia. Lo que pasa es que basándome en eso, a Kerish lo pongo como un indoario/indogermano de origen pre-céltico, los cimerios de los que tanto y poco sabemos a veces.
ResponderEliminarEl caso es que como tal, no me cambió el personaje (es un guerrero que se identifica con ese desaparecido grupo si nos atenemos a pueblos que existieron, y supongo que a muchos sí les supuso algo cierto recorte en cosas fantásticas), pero que apegándonos a la historia, decir desde tu artículo que es factible adaptarse a lo que puede ser la esencia de un personaje.
¿O no hemos luchado como hombres (y mujeres integradas en ese mundo que era lo más normal) y herido y sido heridos, matado y recibiendo la muerte?
Eso sí, ya que hablamos de batallas... no he visto mucho mi nombre ;P
Seguiré estos escritos de más cerca.