*Legende, (Acto Segundo)*


*JERNKRONE SAGA*


*Lay de la Corona de Hierro*
 
Los días de gloria de Kaupang habían comenzado por la alianza de Sigurdr Hijo de Sigmund y la Reina Igrein, que unieron bajo su gobierno a la poderosa nación de los celtas, dirigidos por los hermanos de la Reina, el poderoso Cuchulainn y Turlogh el Negro, y los guerreros norsk, comandados por los ilustres Jarls Hrotgar Nordavind Sturlsønn, Kveldulv Beowulf Islandsønn, Khayla Nordulv y Freyja Freyrdottir Vanir. La continua hostilidad contra el Reino de Rilwane y los saqueos en el Reino de Camelot, atrajeron sobre Kaupang la atención de los principales señores del Caos. Pero Kaupang comenzó durante esos días su caída, las leyes que el Althing había aprobado comenzaron a ser olvidadas, sin que los propios jefes de las distintas Casas hicieran lo necesario para respaldar el poder de esas leyes.

Sigurdr reunió a sus más fieles seguidores e hizo en el propio Kaupang lo que antes había hecho en los Reinos de sus enemigos, aprovechando la noche, sus guerreros se hicieron con el control de la situación. Mano de Hierro tomo una corona de hierro y la ciñó sobre su frente, haciéndose llamar rey, atrajo a su partido a los nobles Jarls Hrotgar y Kveldulv y compartió el poder con ellos y la Reina Igrein.

Muy pronto la rebelión empañó la tierra de Norrvegur, muchos jefes de las Casas se negaron a aceptar la autoridad de Sigurdr, pese a que el Althing la amparó, y se opusieron a sus órdenes. La división debilitó al país de Kaupang aun más, pues muchos se unieron a la rebelión contra el tirano.
Sigurdr e Igrein buscaron durante esos días nefastos la alianza con Tarod, supremo señor del Caos, uno de los Grandes Maestros de la Alianza Oscura, y prosiguieron con diversos intervalos de tregua la guerra contra Rilwane, y sus asaltos contra Camelot.

El joven hijo de Igrein y Sigurdr fue enviado con su tío Cuchulainn a las Islas del Oeste, para aprender las ciencias de la nación de su madre, entre los sabios druidas. Osvangair Sigurdsønn dio muy pronto muestras de ser heredero de la estirpe de Sigurdr, pues crecía más alto, más fuerte y más inteligente que los demás niños, un auténtico elegido de Odin Kampfar.

Sigurdr partió un verano al frente de una gran flota, con destino a los reinos del sur, en su mente un designio que ocultó a todos, incluso a su amada Igrein, pretendía deshacerse de una parte de su Orlok, devolver a las Hadas del Río su tesoro, incluidos el Anillo de Alberich y el Yelmo Tarnhelm para reconciliarse con los señores de Asgard y librarse de la oscura Maldición de Alberich, que era una constante amenaza para él y para sus gentes.

Igrein, cada vez más sola pese a su alianza con Tarod, intentó conservar la Corona de Hierro para Sigurdr en su ausencia, pero la rebelión crecía en fuerza, atrayendo a sus filas a Highland, uno de los hermanos de la Reina, que fue finalmente desterrado de Kaupang.

Sigurdr no regresó al acabar el verano, ni durante el otoño, nadie supo nunca nada del camino que siguió, ni llegaron noticias suyas al brumoso país del norte. Igrein desesperó de volver a ver al Hijo de Sigmund y, abrumada por la pena y la soledad, murió.

Los Jarls, fieles o rebeldes a Sigurdr Rey, se unieron para despedir con honores a la reina que tanto habían amado y olvidaron sus rencores, puesto que daban por muerto también a Mano de Hierro. Medb Reina de Kunnaktir, apenas una niña,  hermana de Igrein Reina, ocupó su lugar en Kaupang al frente de los clanes de los keltoi, mientras los Jarls restablecían la autoridad maltrecha del Althing.

Finalmente Sigurdr regresó de su largo viaje, su flota se había perdido y solamente su propia nave el Sortvinge entró malparada y llena de hombres agotados en el Fjord de Kaupang, algunos se alegraron de verle y otros no, pero Sigurdr, con Igrein muerta y sus hermanos opuestos a su gobierno, comprendió que muy poco le ataba ya a Kaupang i Norvegur, así que devolvió los poderes que ya nadie le reconocía y viajó de nuevo, esta vez hacia el Reino de Camelot, para reunirse con aquellos que aun le eran fieles y dejar que Kaupang se gobernase a si mismo aunque aquello le condujera a su propia decadencia.

Durante un cierto tiempo Sigurdr permaneció en Camelot, solo, pues hasta sus más fieles se dispersaron, los Aliados del Caos permanecían en las sombras y el Orden aun le repudiaba, pero al fin, tras servir a diversos señores como mercenario, como pastor, o como cualquier cosa que pudo hacer, reunió a sus compañeros de aventuras y se dispuso a partir en busca de un reino en el que asentarse.

En aquellos días Gwaedhel el Genasi y Eowyn de Rohan, Joya de los Rohirrim, eran los únicos que aun mostraron su aprecio por Sigurdr y fue el Genasi el que indicó al Hijo de Sigmund el camino que debía seguir en busca de un reino en el que asentarse. Sigurdr se despidió de Kaupang, bajo juramento de no regresar nunca más a un país que ya no era el suyo. Mano de Hierro se dirigió a Eowyn para contarle solamente a ella cuales eran sus planes y a donde se dirigía, el Hijo de Sigmund le dijo que si deseaba seguirle le hallaría en un reino llamado Pendragon bajo el nombre de Mørkhjelm, pero que guardase el secreto, pues no deseaba ser seguido.

Y dicen los que le vieron partir con el Sortvinge que Sigurdr no se giró para mirar atrás, pues sus ojos estaban fijos en la proa de su nave, y sus manos ceñían con fuerza el timón. Y que sus hermanos en la batalla cantaban canciones de guerra mientras los remos batían las grises aguas, y las aves del mar volaron sobre el mástil de la vela negra y se alejaron con él de las costas hasta perderse en los infinitos caminos del mar...
Sigurdr Sigmundssøn Jernhånd
 
*Vestøyaringa Saga*

Lay de las Islas del Oeste

Sigurdr Sigmundssøn Jernhånd llegó por fin a las costas del país y reino de Pendragon, pero dejó la nao Sortvinge y a sus hombres, capitaneados por Røgnvaldr Thorfinnsønn Stor, en las costas y se adentró solo en el país bajo el nombre de Mørkhjelm, hasta llegar a la noble corte de Pendragon. Vió una tierra en paz dentro de fronteras defendidas con valor por un círculo de caballeros, grandes guerreros a caballo, cubiertos con formidables armaduras de incomparable riqueza. Mørkhjelm se presentó ante la corte y expuso sus planes de traer consigo a sus más fieles guerreros para seguir al poderoso monarca Pendragon, el mismo Arturo Rey, hijo de Uther Rey y de su amada y perdida Igrein Reina, pero no desveló ser aquel guerrero extranjero que asoló Tintagel y se llevó consigo a Igrein. Mørkhjelm se encontró con la oposición de Hanthrus, que le desafió a un combate singular, magia contra espada que terminó en igualdad por el poder de Nødhung, que quebró con su filo forjado por el mismo Odin Allfar, las barreras de magia que Hanthrus le opuso.

 El mago y Mørkhjelm se despidieron como amigos y el vikingo se dispuso a obtener del reino de Pendragon el permiso para asentarse en sus tierras.El hijo de Sigmund tardó poco en verse envuelto en incidentes graves contra las estrictas pero justas leyes del reino, al salir en defensa de la Dama Alpiu, al que un enajenado caballero llamado Malkyant atacó en presencia de Mørkhjelm. Malkyant alzó su espada contra Alpiu, con la intención de obtener una guedeja del cabello de la dama, pero Mørkhjelm intuyó lo peor e interpuso a Nødhung con tan mala fortuna para Malkyant que este caballero quedó ensartado y murió. Los dragones rojos, los caballeros que guardaban el reino llamaron en varias ocasiones a Mørkhjelm a su presencia para explicarle las leyes del Reino de Pendragon, que Mano de Hierro juró cumplir y hacer cumplir, pues deseaba ser admitido como súbdito de Arturo rey.

Pronto fue Mørkhjelm bien admitido entre las gentes del reino por su carácter jovial y pese a sus extrañas costumbres de hombre del norte, por su lealtad hacia el reino logró la amistad de muchos de los nobles dragones rojos, y también enemigos entre los moradores del reino por su invencible orgullo de nórdico y su ferocidad a la hora de defender su honor y el de los que le eran próximos.

El tiempo fue pasando y Mørkhjelm comprendió que había llegado el momento de empezar a llevar a cabo el proyecto que acariciaba desde tan largo tiempo, la fundación de un país vikingo en las Islas del Oeste, Pendragon se hallaba sitiado por las fuerzas enemigas de los reyes piratas sajones en las costas del este, y de los guerreros pictos y scotos en el norte, además de tener sus propias divisiones internas, mantenidas en la sombra por el gobierno firme y el buen sentido de Arturo Rey y sus Dragones Rojos, comandados entre otros por el caballero Gilbert. Mørkhjelm viajó al norte para reunirse en Kaupang con sus posibles seguidores y vio como su antiguo país era apenas un espectro de lo que fue en los días de grandeza, el Hijo de Sigmund tardó poco en ganarse la enemistad de aquellos que hasta hacía poco habían sido sus amigos, pero obtuvo el apoyo de Medb Reina de Kunnaktir, de Leanan la Musa Oscura, de Eowyn de Rohan y de otros para intentar rehacer su país.

La división de Kaupang debía zanjarse pronto, Leanan la Musa Oscura propuso cambiar las leyes para que el país se restableciera lo más pronto posible, pero el apoyo de Sigurdr a su causa encrespó los ánimos entre partidarios de volver al anterior estado de cosas y el de los que se oponían. Sigurdr encabezó la pugna por restablecer las antiguas y honorables leyes, respaldado por algunos dentro de Kaupang y muchos fuera del país, los llamados Desterrados, que habían abandonado Norvegur por estar en contra de cómo estaban las cosas en el Norte.Khayla Nordulv, Hrotgar Sturlsønn Nordavind y otros se opusieron enérgicamente al Tirano, como llamaban a Sigurdr, y se aprestaron a tomar las armas para rechazar lo que creían que eran sus injustas pretensiones de volver a ceñirse la corona de hierro.Kveldulv Beowulf Islandsønn, sabio entre los más sabios de los Hombres del Norte, se interpuso entre los dos partidos y con prudentes palabras intentó calmar los ánimos, pero las acusaciones entre unos y otros no cesaban, con fuertes palabras de traición contra Medb Hårbrann y Eowyn Rohaninga Juvel, a las que se dijo que servían a los intereses de Sigurdr y no a los de Kaupang.
 Finalmente el propio Kveldulv ante el cariz que estaban tomando las cosas convocó a Althing a todos los guerreros del norte.

La grave tensión previa al Althing llevó a los jefes de las diversas Casas a reunirse por separado y hablar de sus diferencias antes de que en el Althing se consumase el riesgo de una guerra entre los que se proponían cambiar las Leyes y los que pretendían dejarlas como estaban. Sigurdr se reunió con Khayla Nordulv y Freyja Freyrdottir Vanir, y también con Hel y Hrotgar Nordavind, logrando una distensión muy prometedora y un principio de acuerdo para evitar que el Althing se convirtiera en un campo de batalla entre los vikingos.

Kveldulv inauguró el Althing con las invocaciones a los dioses de Asgard, y Hel y él mismo fueron los Recitadores de la Ley. Sigurdr como fundador de Kaupang fue llamado el primero a subir a la Roca de la ley para dirigirse a la Asamblea. Sigurdr habló de honor, del orgullo de pertenecer a l Norte, del respeto a las decisiones tomadas en el Allthing, y de que el Allthing era la única autoridad que los norses podían aceptar. Un murmullo acogió sus palabras, un murmullo que se interrumpió para que otros subieran a la Roca y manifestaran casi unánimes su acuerdo con las palabras del Hijo de Sigmund. Las discrepancias apenas existían y unos y otros se miraban sorprendidos al ver las pocas diferencias que en realidad sostenían.

Los guerreros hicieron chocar las espadas contra los escudos, las propuestas hechas al Allthing por Sigurdr y los demás eran aceptadas por unanimidad de los presentes. La unión entre los guerreros se manifestó en una celebración como no se veía desde los tiempos de gloria, resonaron de nuevo los gritos de Skål y Drikk Minne, mientras los cuernos repletos de hidromiel y cerveza chocaban en el aire y se hacían innumerables libaciones dedicadas a los dioses y a los valerosos einheriar de Kaupang.
Sigurdr Sigmundssøn Jernhånd

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