*Asi cantan los guerreros de Thule*


Así cantan los guerreros de Thule!

Dedicada especialmente a mi señora y querida amiga MedbHårbrann, de Tyrhavn en Thule, Señora de Valakia, Reina de Connacht y el auténtico Corazón del Norte “Nordhjerte”, pero también a todos los que se han dejado los ojos y su propio corazón en ese sueño que soñamos despiertos desde hace tantos años, no hace falta que os mencione, sabéis quienes sois.

ASGEIRR SIGURDSøNN RAVNA

Canción de los Hombres del Norte

!Remad, remad, remad!
!Remad, remad, remad!
Somos los hombres del Norte
Somos los Lobos de Odinn
Valor más allá de la muerte
¡Somos los Lobos de Odinn!

El azul inmenso aran nuestros barcoluengos
Poderosos dragones de cincuenta brazos
Corceles orgullosos de cólera y velas
Alas que ciñen tirano yugo a los vientos
Somos los jinetes de las furiosas olas
Somos los reyes y dueños del mar
¡Somos los amados de Aegir!

Somos sangre ardiente y honor sin igual
En frío hierro forjados y en ardiente fuego
Cuando golpeamos, implacables martillos
Cuando nos golpean, yunques impasibles
Somos el hacha afilada que bien corta
Somos el escudo que todo lo resiste
La espada que nunca se quebranta
Somos el yelmo que reluce vibrante
¡Somos los Hijos de Thor!

En la mano firme las armas empuñadas
Las heridas crueles todas de frente
Nosotros nunca sabremos huir
El mortífero hierro no muerde
Tampoco el débil e indigno miedo
¡A los bravos héroes de Tyr!

Si nos enfrentas, prepárate para morir
Dinos tu nombre, para honrarte mejor
Y si nos vences, gloria para ti
Peor es morir en la paja como animal de redil
Te veremos en el Valhalla, bajo sus atrios
Donde los valientes moran por siempre
¡Los Elegidos de Odinn!

¡Remad, remad, remad!
¡Remad, remad, remad!
Somos los hombres del Norte
Somos los Lobos de Odinn
Valor más allá de la muerte
¡Somos los Lobos de Odinn!




EL SUEÑO DE YMIR

Svanhilde de los Sortskjøld Thane de Avgrunn


En lo alto del promontorio que hoy en día es el nivel más alto de Tyrhavn, Sigurdr encontró al llegar nueve piedras rúnicas que, dispuestas trazando la forma de un drakkar en el suelo, narraban el mito de la creación de la Blanca Thule. Un enorme templo a los dioses fue construido en torno suyo, el que ahora se encara con el Hall de Tyrhavn, y las nueve piedras rúnicas son su más preciada reliquia.

1.

¡Sueña Ymir, hijo del Fuego y el Hielo!
Sin forma, sueña con helados desiertos y tierras baldías, con cúpulas doradas en la lejanía y ardientes mujeres que calientan el lecho en las noches frías.
2.
¡Nace Ymir y sueña!
Surge del vapor del abismo y mientras cobra forma, a Ymir se le escapa un sueño de la cabeza. Está distraído por la visión de su nueva tierra y mientras él mira al abismo, el abismo le mira de vuelta.
3.
¡Y sueña Ymir bajo la inmensidad negra!
Ya no sólo sueña buenos sueños, en su mente el abismo ha hecho mella. Manan de su mente monstruos salvajes y desbocados y se alimentan de sus sueños para cobrar fuerza. Los sueños de Ymir son ahora de lucha y guerra.
4.
¡El abismo el seso de Ymir ha secado, mientras sueña!
Pero ya no sueña Ymir solo pues Buri y Bor y Bestla, Odín y Vili y Ve se unen a él y sueñan. Alimentan sus mundos oníricos, los controlan y velan y se encogen de terror mientras sueñan, pues las pesadillas que pueblan su trance eterno son poderosas y medran.
5.
¡Sienten miedo de sus propias mentes los dioses, mientras sueñan!
Al escapar a su control los soñados mundos de Horror y Maravilla deciden los dioses que Ymir debe pagar con su vida y con su cuerpo inerte crean los mundos que aprisionarán sus pesadillas. De entre los Nueve mundos crean uno con cariño para sus niños de madera teniendo buen cuidado de dejar los terrores de sus sueños fuera.

6.
¡Vuelcan sus esperanzas en Midgard los dioses, mientras sueñan!
Pero, por una pequeña rendija el pequeño sueño prófugo de Ymir en Midgard se cuela. Y deja abierta una puerta por la que sueño y pesadilla, en las mentes de los primeros hombres, por igual se vuelcan.
7.
¡Y comparten la visión los dioses y los mortales, mientras sueñan!
Y deciden los dioses proteger el Midgard del Caos y el Horror que acechan fuera. Un único Sueño se queda dentro, una única alma en perpetua vigilia,
8.
¡Qué sea el guardián de la Puerta, mientras todos sueñan!
Entierran los dioses la Puerta en los mares de la sangre de Ymir, bajo fuego, roca y hielo. Aman a esa tierra como no aman otra pues es su mejor obra, su capricho, su vergel al final de la tierra.
9.
¡Thule Blanca, Thule Última, los dioses te crean, mientras sueñan!
Tu futuro lo tejen las nornas con hilos de oro, plata y seda. Por su gracia, en manos de los Yngling serás próspera y eterna. Y cada vez que su linaje se pierda el Sueño de Ymir te guardará entre las nieblas.




El lamento de Igrein

Oh dime, ¿quien te amo desesperadamente, amándote hasta la muerte, amándote  incluso más allá de ésta?. Fue Igrein, la Desdichada, a quien mas le hubiese valido seguir presa tras los muros de Tintagel, a conocer la dicha, y perderla.

Eso cuentan los skalds, junto al fuego, se lo cuentan a los niños y a todo aquel que, enamorado, recele y tema.

Mas si en lugar de mis necios recuerdos, fuese Igrein, la Reina quien hablase, de ésta guisa lo haría, pues fue feliz y dichosa, y un solo día junto a quien amo, la consolaron más que si mil vidas hubiese vivido...

Afortunada de mi, que conocí el amor y goce de él, afortunada, pues conocí al hombre más recio de la Tierra, el que con un solo requiebro, hacía temblar todo mi ser, como no serían capaz de agitarlo jamás las olas, que para siempre, velan mi sueño en el fondo del Mar del Norte, donde reposan mis huesos.

Una leve mirada, un suspiro, un anhelo. El Mundo, pues era él mi Mundo y mis pensamientos mi aliento, mi razón de ser, todo abocado a él, mis susurros, mis sueños, mi espera, todos los días de mi vida, mi mirada al horizonte, donde el azul se convierte en cielo, donde un día, las velas negras de mi amado, aparecerían, de nuevo. Y aún así espero.

Se deshará mi cuerpo mecido por las mareas, mis ojos no verán nunca más tus ojos, mis labios, jamás volverán a besar los tuyos, nunca más tus brazos calmarán mis ansias  mis cabellos, no tornaran a trenzar la cuerda de tu arco, ni mis manos, a acariciar tu rostro. Nunca más, y aún así, espero.

Y son mis ojos, grises como la bruma, los que te lloran, oh Sigurdr, el que mato al Dragón, el portador de Nogthung, quien libero a la Doncella, quien gano mil batallas e hizo rendirse por su mano a los más fieros enemigos. Cuando surcabas los mares, lo hacías sobre mis lágrimas, sin consuelo, por tu ausencia. Y aún así, espero.

Si sólo una vez hubieses visto mi dicha, mi felicidad completa, el amor eterno que te profese y profeso, sólo una vez, solo una. Tu también habrías comprendido, en que profundo pozo me sumí al conocer tu perdida, al saber, que nunca más regresarías a mi lado. Y aún así, espero.

Ahora luchas junto al Padre, lo se, cabalgas cada noche a su lado, regresas a los Salones de Odín, donde celebraras hasta el Ragnarok tu gloria, junto a los valientes. Y yo, en el fondo del Mar, amante, aún así, espero.




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